lunes, 28 de noviembre de 2016

Espíritu

      El espíritu, la fuerza de vida, puede compararse a la corriente eléctrica que fluye por una máquina o un electrodoméstico. Aunque es invisible, puede efectuar diversas funciones, dependiendo del tipo de aparato que active. Por ejemplo, una estufa eléctrica genera calor, una computadora procesa información y un televisor reproduce imágenes y sonidos. Sin embargo, la corriente eléctrica nunca adquiere las características del artefacto que hace funcionar. Sigue siendo meramente una fuerza. De modo parecido, la fuerza de vida no asume ninguna de las características de los seres que anima. Carece de personalidad y capacidad de pensar. Tanto las personas como los animales “tienen un solo espíritu” (Eclesiastés 3:19). Así pues, cuando alguien muere, su espíritu no sigue viviendo en otro lugar como criatura espiritual. (w01 15/7 pág. 5)

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