miércoles, 30 de noviembre de 2016

Amor

     Aprender a expresar amor es parecido a aprender un nuevo idioma Es un verdadero reto. Sin embargo, un niño aprende un lenguaje solo con oírlo. Su cerebro embebe los sonidos y significados de las palabras de modo que al poco tiempo empieza a expresarse con relativa facilidad y, a veces, con demasiada facilidad. Pero no nos sucede así a los adultos. Nos remitimos una y otra vez a un diccionario bilingüe solo para aprender unas cuantas frases básicas de una lengua extranjera. Con el tiempo y suficiente experiencia empezamos a pensar en el nuevo idioma y se nos hace más fácil hablarlo.
Aprender a expresar el amor es similar a aprender un nuevo idioma. Es verdad que esta cualidad divina es hasta cierto grado inherente en el ser humano (Génesis 1:27; compárese con 1 Juan 4:8). De todos modos, aprender a expresar amor requiere un gran esfuerzo, especialmente hoy en día cuando escasea tanto el cariño natural. El mero hecho de vivir en un país extranjero no nos obliga a aprender su idioma. Tampoco la mera asistencia a las reuniones del Salón del Reino ni el compañerismo de nuestros hermanos cristianos nos enseña automáticamente a expresar amor. Aprender este “idioma” requiere un esfuerzo continuo.
Tal como con el tiempo se hace más fácil expresarse en un nuevo idioma, también suele hacerse más fácil expresar el amor. (w15/2/99)


martes, 29 de noviembre de 2016

Amistad compañías

       No se puede meter una esponja en agua sucia y esperar que salga agua limpia. Sólo se puede absorber lo que lo rodea. La esponja absorbe agua limpia si solamente se sumerge en ella.


lunes, 28 de noviembre de 2016

Amistad

    Como dos personas que viajan en el mismo automóvil, los amigos íntimos van por fuerza en la misma dirección y tienen el mismo destino. Así que, pregúntate: “¿Me lleva el camino de mi amigo a donde yo quiero ir? ¿Me ayudará a alcanzar mis metas y aspiraciones espirituales?”. (g05 22/7 pág. 21). 

Espíritu

      El espíritu, la fuerza de vida, puede compararse a la corriente eléctrica que fluye por una máquina o un electrodoméstico. Aunque es invisible, puede efectuar diversas funciones, dependiendo del tipo de aparato que active. Por ejemplo, una estufa eléctrica genera calor, una computadora procesa información y un televisor reproduce imágenes y sonidos. Sin embargo, la corriente eléctrica nunca adquiere las características del artefacto que hace funcionar. Sigue siendo meramente una fuerza. De modo parecido, la fuerza de vida no asume ninguna de las características de los seres que anima. Carece de personalidad y capacidad de pensar. Tanto las personas como los animales “tienen un solo espíritu” (Eclesiastés 3:19). Así pues, cuando alguien muere, su espíritu no sigue viviendo en otro lugar como criatura espiritual. (w01 15/7 pág. 5)

domingo, 27 de noviembre de 2016

Alma

       El alma no es lo mismo que el espíritu. El cuerpo necesita el espíritu para funcionar, de manera muy parecida a como un aparato de radio necesita la electricidad. Pensemos en un aparato de radio portátil. Cuando le ponemos pilas, la electricidad almacenada en ellas pone en marcha el aparato. Sin pilas, sencillamente no funciona. Y ese es también el caso de los aparatos de radio que se conectan a un enchufe. Pues bien, ocurre algo parecido con el espíritu: es la fuerza que imparte vida al cuerpo. Lo mismo que la electricidad, no tiene sentimientos ni puede pensar. En efecto, el espíritu es una fuerza impersonal. Sin embargo, cuando nuestros cuerpos dejan de tener este espíritu, o fuerza vital, ocurre como dijo el salmista: “Expiran, y a su polvo vuelven”. 

Adoración a Jehová

    Quienes de verdad desean agradar al Jehová deberían analizar con cuidado si lo que creen acerca de él es cierto. El apóstol Pablo mencionó a ciertos devotos de su día que tenían “celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto” (Romanos 10:2). Tales individuos pudieran compararse a un pintor que pone gran empeño en pintar una casa pero, por no prestar atención a las instrucciones del dueño, lo hace con los colores equivocados. Aunque él mismo quede satisfecho con su trabajo, ¿le agradará al propietario? Por lo tanto, ¿qué clase de adoración acepta Dios? Si hubiera escuchado con atención las instrucciones del dueño, habría realizado su labor con el mismo interés y entrega, pero con la seguridad de haber complacido al propietario. Lo mismo sucede con el servicio que damos al Creador.

Bienvenidos a mi nuevo blog

Gracias por la visita, en este blog encontrara ilustraciones a las verdades bíblicas tomadas de la pagina oficial de los testigos de Jehova (Jw.org)  y publicaciones bíblicas , con el adjetivo de que le ayude  mediante mejorar sus enseñanza, del disfrutar tanto del ministerio como de dar cursos bíblicos. espero que le sea útil la información y que Jehova bendiga su labor de ser iluminadores en el mundo.